jueves, 25 de junio de 2015
Levantamiento polaco de 1863
Tras décadas con continuas y duras limitaciones a la autonomía polaca, muchos polacos estaban esperanzados de que la situación mejorase después de la coronación en 1855 de Alejandro II. De hecho sí que hubo algunas concesiones: la ley marcial fue levantada, fue declarada una amnistía para todos los presos políticos, fue nombrado un nuevo arzobispo de Varsovia (la posición había estado vacante desde 1830, y la censura se hizo un poco menos restrictiva. En 1862, Aleksander Wielopolski, polaco de nacimiento, fue nombrado Gobernador del Reino de Polonia, en un intento de cooperar estrechamente con la élite aristocrática y marginar a los democráticos separatistas nacionales más radicales y revolucionarios. Todos estos intentos de conciliación fallaron, tal y como se demostró con las manifestaciones patrióticas que estallaron en 1861 tarde y se intensificaron a lo largo de 1862. Los rusos intentaron suprimir estas protestas con fuerza bruta, llegando incluso a producirse muertos en las manifestaciones, pero que sólo generaron más enojo entre los polacos y la difusión de los disturbios.
Wielopolski trató de aplastar los disturbios en la noche del 23 de enero de 1863 decretando el alistamiento en el ejército de aquellos jóvenes que habían participado en las manifestaciones y algaradas. Esta medida de presión también fracasó e incluso impulsó a los líderes del movimiento nacional la proclamación de un levantamiento general aunque es cierto que ya estaba planeado con anterioridad. Los rebeldes proclamaron la existencia del "temporal gobierno nacional," que lideraría la revuelta con la esperanza de allanar el camino hacia posteriormente la instauración de un verdadero gobierno polaco independiente.
El "levantamiento de enero", tal y como es conocido en Polonia, se libró principalmente como una guerra de guerrillas, con pequeños ataques contra las unidades rusas en pequeños grupos en lugar de grandes batallas campales, motivado lógicamente por la escasez de posibilidad de victoria por parte de los polacos. Durante dos años y medio, hasta mediados de 1865 , 200.000 polacos tomaron parte en los combates que se produjeron, siendo la cifra de 30.000 hombres quienes estaban disponibles para la lucha en todo momento. Tras el aplastamiento de la rebelión, miles de polacos fueron enviados a Siberia, cientos fueron ejecutados, y fueron devastadas por la violencia ciudades y pueblos a lo largo de Polonia. Todos los rastros de autonomía polaca se perdieron, y comenzó el período más opresivo de la dominación rusa de Polonia.
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